El Nazareno y la Virgen Dolorosa llenan de emociones la mañana del Viernes Santo. El momento culminante de la procesión fue el encuentro de la Madre y el Hijo junto a la bendición del Nazareno.
En la mañana del Viernes Santo, los vecinos de Almedinilla y aldeas se han volcado al paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de la Virgen de los Dolores que salían de la Parroquia de San Juan Bautista a primeras horas de la mañana (10.30h).
Después de dos años de pandemia, cientos de vecinos llenaban la plaza de la iglesia, pues había mucho que pedir y agradecer, para contemplar la salida del Nazareno y Virgen de los Dolores y sumarse al desfile procesional de la Cruz de Guía, estandartes, cestos de flores, elementos cofrades, cirios y velas portados por cofrades y devotos.
Nada más iniciarse el desfile procesional el capaz del Nazareno daba la orden a los costaleros de bajar el trono para colocarle un ramo de rosas rojas donado por los componentes de la banda “La Unión” en memoria del que fuera director de la mencionada banda, Adolfo Gonzalez Ramirez.
La Banda de Tambores y Cornetas “La Unión” y la Banda Municipal de Música escoltaron al Cristo y a la Virgen bellamente engalanados en sus tronos, portados por los hermanos costaleros de ambas hermandades y acompañados por las autoridades religiosas, civiles y militares junto a los cofrades ataviados con túnicas moradas nazarenas y las blancas con capa negra de los Dolores, junto a vecinos y vecinas del municipio y devotos venidos de distintos puntos de España.
Al sol radiante de la mañana solo faltaron las tradicionales saetas, aunque se vivieron momentos de gran emoción por muchas de las esquinas y rincones del recorrido, siendo el momento culminante de la procesión el tradicional encuentro de la Madre y el Hijo que desbordó el sentimiento concentrado en la plaza de la iglesia en el intercambio de ramos de rosas de las Hermandades y al son de la marcha “Encarnación coronada”, interpretada por la Banda Municipal de Música y a la que se unió la muchedumbre con el canto de “Dios te salve María”. Un encuentro que cumplió con la tradicional solemnidad y cuyo culmen fue la impartición de la Bendición del Nazareno y el mar de hornazos elevados por los niños y mayores, junto a los vivas y tronador aplauso.
Antes de encerrarse hasta el próximo año, los costaleros bailaron los tronos de sus titulares al son de la marchas procesionales y rompían el protocolo al elevarlos y dale varias vueltas, volviendo los vivas y aplausos.
Manuel Carrillo Castillo