El Cristo del Amor y la Virgen de los Dolores recorren las calles de Almedinilla la noche del Jueves Santo.
Después de dos años, la luna Pascual brilla más que nunca y nos anuncia la llegada de los días grandes de la Semana Santa almedinillense.
El Jueves Santo es el día en que la liturgia de la Iglesia Católica tiene una relevancia especial, ya que comienza el Triduo Pascual con la misa vespertina. En este acto litúrgico también ha tenido lugar el lavatorio de los pies en el que la mujer ha tenido el privilegio de participar de esta manifestación de amor y servicio.
A las 22:00 horas la Cruz de Guía y Ciriales salían de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, en medio de un gran silencio que fue interrumpido por el son de los bombos y tambores de la banda de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor. Detrás de las hermanas cofrades, con túnica negra y capucha morada, aparecía entronizado el Cristo del Amor bellamente engalanado con claveles rojos y estreno de cuatro hachones de madera de color caoba con adornos plateados.
A continuación, fue la Hermandad de la Virgen de los Dolores la que ocupó la Plaza de la Iglesia con todos sus penitentes ataviados de túnica negra y capa blanca para recibir el paso de la Virgen de los Dolores bajo palio, velas, flores blancas y los acordes de la Banda Municipal de Música de Almedinilla.
Durante las tres horas de recorrido, la primera luna llena de la primavera, conocida como Luna de Parasceve acompañaba el desfile procesional y la plaza de la Iglesia volvía a llenarse de gente para contemplar uno de los momentos más emocionantes de la noche: el encuentro del Hijo con la Madre. Un emotivo encuentro en el que los Hermanos Mayores de ambas cofradías intercambiaron ramos de flores y la Banda Municipal de Música interpretaba la bella marcha procesional “Mi Amargura”, mientras que las costaleras y costaleros mecían al Cristo y a la Virgen unidos por el dolor de la Cruz que se transforma en signo de amor y fuente de vida.
La estación de penitencia finalizaba con el encierro del Cristo del Amor y Virgen de los Dolores acompañados de marchas procesionales, aplausos y vivas de hermanos cofrades y devotos.
Manuel Carrillo Castillo